En anteriores artículos de nuestro blog ya hablamos de lo imprescindible que era realizar un buen calentamiento al iniciar el entrenamiento, para predisponer a nuestro cuerpo a realizar una actividad física. Hoy os vamos a hablar de otra parte fundamental del entrenamiento, en concreto su última parte después de realizar la actividad física intensa, la vuelta a la calma o enfriamiento.
La vuelta a la calma o enfriamiento, también lo podemos conocer con los términos de recuperación o des calentamiento. “La vuelta a la calma se define como la capacidad de alcanzar el estado físico, cardio-respiratorio y mental previo a la realización de una actividad física, disminuyendo el pulso y la tensión arterial fruto de un proceso de contracción muscular, es decir, volver al estado fisiológico basal”. Esta parte del entrenamiento es igual de importante que el resto, ya que nos va a permitir una recuperación más rápida y eficaz, tanto a nivel musculoesquelético como a nivel cardiorrespiratorio.
La vuelta a la calma, tendrá una duración en torno a 15 minutos dependiendo el ejercicio realizado, la cual deberá ser progresiva, es decir, de más a menos intensidad. Conforme se realicen en el entrenamiento intensidades más altas, más tiempo deberemos emplear en esta parte del entrenamiento para una mejor recuperación.
En cuanto a los principales beneficios de la vuelta a la calma son: la disminución de la fatiga post entrenamiento, la disminución del tiempo de recuperación y la prevención de lesiones o sobrecargas.
En líneas generales y en función de la actividad realizada, podemos dividir la vuelta a calma en varias partes, siempre teniendo en cuenta su progresión descendente de la actividad:
• Carrera continua lenta o paseo:
siempre que se realiza una actividad aeróbica es aconsejable, realizar una carrera continuada o paseo para conseguir una disminución progresiva de nuestras pulsaciones, así como un mejor metabolismo del ácido láctico generado, con el fin de reducir la aparición de las llamadas agujetas, además de promover la oxigenación sanguínea.
• Estiramientos:
Estos podrán ser, dinámicos, mediante los ejercicios balísticos; o estáticos, los cuales podrán ser activos de forma individual, o pasivos, donde incluiremos una fuerza externa, ya sea con la ayuda de otra persona, gomas, cintas entre otros. Con los estiramientos, conseguiremos mejorar los rangos articulares, aprovechando en calentamiento muscular conseguido tras la actividad.
• Ejercicios FNP (facilitación neuromuscular):
Con este tipo de ejercicios conseguiremos un aumento de la flexibilidad, así como una relajación rápida de la musculatura. Aunque su término suene un tanto complejo, su practica es muy sencilla. Consiste en posicionar el miembro muscular que queramos relajar en posición de estiramiento, una vez en esa posición realizaremos una contracción leve del miembro contra resistencia y seguidamente relajaremos de nuevo aumentando el estiramiento de la misma forma que aumenta el rango articular.
• Foam roller:
con esta herramienta conseguiremos una liberación fascial, aumentando así la flexibilidad muscular y capacidad contráctil. Una herramienta que está tomando mucha importancia debida su gran cantidad de estudios científicos que demuestran su prevención de lesiones.
Otros métodos para la recuperación de nuestro sistema musculo-esquelético son: los baños de contraste o crioterapia, el masaje deportivo o la presoterapia entre otros.
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